Avivamiento

¡Avívanos, Oh Dios!


Hno. Juan M González

“Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los

tiempos, en medio de los

tiempos hazla conocer…” Habacuc 2:3

El derrame del Espíritu Santo a través de un Avivamiento espiritual, sin duda alguna, es nuestra mayor y más urgente necesidad. El Avivamiento  es absolutamente esencial para lograr la evangelización en todo el mundo; para prepararnos nosotros, la Esposa de Cristo para su regreso inminente y para contrarrestar la campaña siniestra de Satanás. Una sociedad corrompida, llena de egoísmo, materialista, dados a los placeres pecaminosos; hogares rotos, las familias ha perdido sus valores, la violencia y el crimen están desatados de una forma desenfrenada.  Solamente un despertar espiritual dirigido por Dios podrá sanar y  salvar esta humanidad de su condición.  El verdadero avivamiento, como un bebe no puede nacer sin dolor. Es por el dolor y sufrimiento de un hombre que fuimos libres, ¿como alcanzara la salvación a las almas perdidas, sin el dolor de la Iglesia? El Avivamiento para manifestarse en este mundo primeramente debe comenzar en el pueblo de Dios.  Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” 2 Crónicas 7:14. Un pueblo con una visión, ¡Ayúdame a ver! ¡Danos una visión, Señor! Una clara visión de la necesidad.

“Donde no hay visión, el pueblo perece”. Nehemías fue un hombre de visión que sentía por su nación en cautiverio y por la desolación de Jerusalén. Vio el pueblo de Dios en gran aflicción y reproche, mas lloró y ayunó fervientemente por el avivamiento.  (Nehemías 1:4-11). Estas fueron las palabras del profeta Isaías“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes…!” Una desesperación espiritual y el apasionado anhelo son los factores que preceden a un verdadero despertar. La apatía, el letargo, la indiferencia, tibieza espiritual y la falta de oración muestran una grave falta de peso. El peso por un avivamiento se resume en una sola palabra “oración”. A través de la historia de la Iglesia no encontramos datos de avivamientos sin oración, fue esta la llave, el comienzo de los grandes avivamientos, por medio de aquellos fieles quienes con un peso incansable, oraron sin claudicar.

El corazón de Jeremías dolía por la desobediencia de Israel. “¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mi; no callare porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra. (Jeremías 4:19) ¿Duele mi corazón?, ¿Se agita mi corazón?, ¿Callaré al ver la decadencia de esta generación? No, no puedo, no después de haber escuchado palabra de Dios, no después de  haber  recibido  ojos que ven, oídos que oyen la sana doctrina. Que me incomode, que me duela, que me moleste al ver las almas perderse cada instante que mi boca calla.

Es mi responsabilidad, tu responsabilidad querido hermano; hay ciertas palabras las cuales nunca olvidare, “Ser un hijo de Dios, no es solo una bendición, es una responsabilidad con la generación en que vivimos”

Hoy, la tierra es árida y desértica, necesitamos lluvias desde lo alto. “La hierba debajo de mis pies y las piedras a mi alrededor parecían clamar,  huye a Cristo por refugio–Testimonio de alguien quien sintió la mano de Dios.

Al preguntarle a Duncan Campbell de su experiencia durante el avivamiento en la Isla de Lewis, dijo:

“El avivamiento es una comunidad saturada de Dios. Esa es la diferencia entre el avivamiento y el evangelismo exitoso. Durante una cruzada cientos pueden venir a Cristo, pero la comunidad permanecen sin cambios….pero cuando Dios derrama su espíritu, la comunidad se satura con Dios”

Iglesia, estamos perdiendo terreno y con este la batalla, pero la guerra será ganada, aunque las fuerzas se agoten, tenemos una esperanza, sabemos que es de Dios la victoria, y de aquellos que le siguen ¡Bendito sea el nombre de Dios! El bien vencerá sobre el mal.  Amen.

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