DESTELLOS DE LA HISTORIA

                                         FRANCISCO FENELON

     Más bien conocido como Francois Fénelon nació el 6 de Enero de 1515. De una familia noble, fue elegido Arzobispo de Cambral, en 1695. Fue un poeta, un teólogo y escritor francés. Escribió una novela política, publicada aproximadamente en el 1699. La influencia literaria de esta novela fue considerable en los siglos siguientes.

Francia estaba experimentando en su historia cambios con tendencias revolucionarias. Eran tiempos de incertidumbres y descontento y también confusión religiosa.

A petición de un noble se animó en 1681, a considerar la experiencias de sus funciones pedagógicas en el “TRATADO DE LA EDUCACION DE LAS HIJAS”. Luego se le fue confiado una misión en Poitieres, y éste sería el primer viaje por las congregaciones protestantes del Oeste de Francia.

Trató de convertir a muchos, pero no usando la fuerza como ha sido la costumbre del papado en la historia. Fenelón era  sincero en lo que creía, así como lo fue Saulo de Tarso.

En una ocasión fue honrado por el rey de Francia y rápidamente alcanzó fama. Fue en este tiempo cuando conoció acerca de Madame Guyón, y por medio de ella, Fenelon alcanzó el verdadero entendimiento de cómo ser salvo y tener una experiencia profunda con Cristo. Madame Guyon estaba pasando por tiempos de persecución de parte del catolicismo. Él llegó a conocer acerca de la crucifixión de la carne y de la absoluta consagración a la voluntad de Dios.

Él se sintió guiado por Dios a visitarla aún en medio de circunstancias muy difíciles. La conoció personalmente en el pueblito de Beine, conversaron por un tiempo extenso acerca de la vida profunda en Dios y pasaron un tiempo en oración.

Este acontecimiento dejó una profunda marca en el corazón de Fenelon.

Ellos intercambiaron muchas cartas, las cuales  aparecen en el libro

“CIEN DIAS”.

Tal había sido el peso de Mademe Guyon por Fenelon que, le escribió diciéndole cuán grande era su agonía porque él alcanzara esa verdadera armonía con Dios.

Fenelon tenía un espíritu humilde y sentía hambre por una experiencia profunda espiritualmente. Aunque era gigante en su intelecto, estaba dispuesto a aprender hasta de un niño.

Su batalla por alcanzar esa victoria no fue fácil. Mademe Guyón le decía, “una voluntad rendida no es siempre una voluntad dejada”.

Fue Fenlon quien dijo: “la felicidad del alma no descansa en nuestra propia felicidad, sino nuestra unión con la voluntad de Dios”.

El revela en sus escritos que cuando el alma, secretamente, se goza en logros obtenidos no es sino una manifestación de egoísmo. Que es necesario no contemplar lo que hemos hechos, sino contemplar al DADOR.  En el sentir de Fenelon, esto estaba fundamentado en las palabras de Pablo a los filipenses: “ya no vivo yo, sino vive Cristo en mí”.

La posición tomada por Fenelon y su predicación lo hizo sufrir persecuciones. El defendió a Madame Guyon constantemente.

Fenelon fue expulsado de la capilla donde predicaba. Sin embargo, siguió su trabajo en diferentes aldeas y pueblo que deseaban oír lo que él predicaba y enseñaba.

Seis días antes de su muerte, Fenelon oyó constantemente la lectura de Las Sagradas Escrituras. Así partió a la Presencia de Dios el 7 de Enero de 1715.

Su apariencia física era muy imponente, era alto, delgado, piel pálida y una grande nariz y grandes ojos.

Aun hoy, sus escritos tienen una gran demanda. Su libro, CARTAS A LOS HOMBRES Y CARTAS A LAS MUJERES están entre los mejores libros de la Literatura Cristiana.

No cabe duda que las huellas del caminar de este santo de Dios, no se borrarán nunca, sirviendo como una señal del  verdadero camino a seguir.

This entry was posted in 2-May, 2016 and tagged . Bookmark the permalink.