Los “Por” y Los “Para” del Ministerio de Jesucristo
Fanny Bejarano-Honduras
El presente escrito surgió de una pequeña anécdota que escuché una noche, atrajo grandemente mi atención y sobre todo cautivó mi corazón el saber que el Unigénito Hijo de Dios, vino a esta tierra por mí.
Pasamos tan inadvertidas las palabras en las Sagradas Escrituras, que no nos enteramos que hasta una coma insignificante tiene tanto poder y valor en cada una de sus lecturas. ¡Doy gloria y honra a Dios! por enseñarme a escudriñar Su Palabra y poder extraer el néctar genuino que Dios plasmó en ella.
Observemos lo maravilloso de estas dos preposiciones:
POR (Causa) | PARA (Propósito) |
El fue concebido por medio del Espíritu Santo. | Para que El fuera grande y llamado Hijo del Altísimo. |
Los magos fueron guiados por una estrella (única) hasta el pesebre donde reposaba el Rey de reyes. | Para adorarle y ofrecerle presentes: oro, incienso y mirra. |
Fue llevado por el Espíritu al desierto y así ser tentado por el diablo. | Para mostrarnos y enseñarnos a reprender toda tentación. |
Nos enseñó a buscar al Padre por medio de la oración. | Para que encontráramos la respuesta y la solución en El. |
Nos invitó a entrar por la puerta estrecha. | Para llevarnos a la vida eterna. |
Nos habló (a la Iglesia) por medio de parábolas. | Para darnos a saber los misterios del Reino de los Cielos (mas a los incrédulos no les es dado este privilegio). |
Por Su poder fueron multiplicados los peces y el pan. | Para alimentar a una gran multitud y mostrarnos que con fe, todo es posible. |
No fue sostenido por clavos en la cruz, fue por amor, inminente amor mostrado a nosotros. | Para llevar la pesada carga de pecados que nos correspondía a cada uno de nosotros llevar. |
¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! Jesús triunfó sobre la muerte, resucitó al tercer día, ascendió al Cielo pero prometió volver, prometió que no estaríamos solos, que enviaría a un Consolador, El lo cumplió. El Santo Espíritu no solo está con nosotros sino que El está en nosotros. ¡Gracias por no dejarnos huérfanos!