Editorial

Una de las advertencias que se oye constantemente en los Escritos divinos de la Biblia es la advertencia acerca de los falsos profetas y maestros. Desde los tiempos proféticos se oye el sonido de alarma en la boca de los atalayas del Señor. Hubo y habrá falsos profetas. Ser un  portavoz parece ser un oficio atrayente a quienes encuentran placer en tener “seguidores”.

Jesucristo y los escritores del Nuevo Testamento hablaron y exhortaron acerca de este fenómeno. El cual ha ido tomando dimensiones imponentes en estos últimos días.

Ya hemos oído de los reclamos de un llamado “ungido de Dios”, de nombre  Harold Campis,  acerca de las “fechas” del fin del mundo  por él profetizadas.

Mientras que algunos los clasifican como loco, aprovechador, asalariado (pues posee una fortuna millonaria) e idiota, yo opino que él es alguien más peligroso. Un loco no es peligro para los incautos e ingenuos, tampoco  es un idiota. La seriedad del estatus de este anciano predicador es que posee las cualidades de un falso profeta.

Dios, por boca de sus siervos,  advirtió a su pueblo, señaló que las marcas de un falso profeta es cuando predice acontecimientos y estos no se cumplen (Deuteronomio 18:22).

Por causa de las profecías no cumplidas, muchos de sus seguidores perdieron sus bienes materiales, se enfermaron de los nervios y hasta hubo un caso donde una madre, seguidora de Campins, trató de matar a sus hijos y también de suicidarse. La desilusión y la incredulidad encuentran campos fértiles en aquellos que pusieron toda su confianza en las palabras proféticas de un hombre.

Dios no se equivoca ni cambia fechas. Estos “gurús” religiosos buscan como excusar y rellenar los portillos en la pared de su falsa profecía.

Es verdad que personas como él son responsables, pero también lo son aquellos que siguen una doctrina sin cuestionarla y sin encontrar un fundamento saludable y claro en la Biblia

El Señor Campins no es el único. Nuestra presente generación parece desconocer las profecías hechas por los fundadores de los “testigos de Jehová” (seguidores de la revista El Atalaya) en tiempos pasados. ¡En varias ocasiones profetizaron fechas para la llegada del Armagedón.

¿Qué ocurrió? Con el tiempo la gente se olvidó, y millones de ingenuos no conocen la historia amarga que tuvieron que vivir miles de infelices seguidores del Atalaya cuando vieron que habían sido engañados.

Otros que la historia los señala por haber profetizado palabra mentirosa son los Adventista del Séptimo Día. Ellos también señalaron la fecha del advenimiento de Cristo a la tierra en el año 1864. Igualmente se vieron forzados a taponar el salidero causado por sus falsas predicciones.

La lista de las falsas profecías es amplia. La más popular  y aceptada es la predicción del rapto de la iglesia. La Biblia habla clara y nítidamente acerca de la segunda venida de Cristo, pero el laberinto de la creencia del rapto no fue enseñada por Jesucristo ni sus apóstoles. Es una enseñanza falsa, la cual posee diferentes opiniones entre sus propios seguidores.

Hoy, el rapto es una de las doctrinas más cacareadas en el mundo protestante. Libros, películas, documentales están siendo producidos en cantidades impresionantes. ¿Por qué existe este grado tan avanzado de ingenuidad y aceptación de lo falso en las filas de quienes profesan ser seguidores de Cristo? Creo que hay una respuesta obvia. Esa respuesta nos la da el Maestro: “Erráis, ignorando las Escrituras” (Mateo 12:24).

Les recuerdo las palabras del apóstol Pablo: “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo”. 2 Corintios 11:13.

This entry was posted in 2011, 3-Julio-Septiembre and tagged . Bookmark the permalink.