¡El Diseñador y Su Obra!

¡El Diseñador y Su Obra!

Por Juan González

Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. –Isaías 49:1

Es difícil para nuestras limitadas mentes poder comprender completamente a un Dios quien lo sabe todo, aun antes que las cosas tomen lugar. Él nos da la oportunidad de hacer nuestras propias decisiones y planes. Cuando éramos pequeños no podíamos tomar las decisiones por si solos, nuestros padres, quienes Dios puso por autoridad y cuidado con el fin de educarnos y guiarnos a través de su palabra, han ejercido esta responsabilidad.

A medida que el tiempo transcurre, llegará el momento en que (papi y mami) no podrán seguir realizando esta tarea, de aquí en adelante cada decisión y plan que trazamos van a afectar (sea para bien o para mal) el presente y futuro de nuestra vida.

Dios, nuestro diseñador y arquitecto, tiene planes especiales para cada individuo. Él nos conoce desde el vientre de nuestra madre (Salmos 139:13-16). De hecho, nos formó allí (Isaías 44:2). Nos conoce por nombre (Isaías 43:1).

Como jóvenes cristianos durante nuestro crecimiento espiritual, el deseo por servir a Dios se intensifica, esto es muy necesario para funcionar saludablemente en el cuerpo de Cristo, la Iglesia, como miembros es de suma importancia saber  cuál es la función que Dios nos ha puesto a realizar.

¿Tiene Dios un plan especial para mi vida? ¿Hay algo en específico que desea que yo haga? ¿Cuál es la voluntad de Dios en otras áreas de mi vida, mis estudios, relaciones, mi tiempo ocio, mi futuro?

Al indagar en las escrituras por respuestas a estas cruciales preguntas, vamos a usar el ejemplo de dos hombres. A través de la vida de Samuel y Juan el bautista.

Nacido en la oración

El nacimiento de Samuel fue precedido por los incansables tiempos de oración, por su madre, Ana. Su esposo, Elcana la amaba mucho, a pesar de esto, no era suficiente para colmar el dolor de esta madre quien deseaba profundamente tener un hijo. A todo esto se le acumulaban las constantes burlas de la otra esposa de Elcana, quien en aquel entonces había dado a luz varios hijos, esto devastaba a Ana, pero no claudicó, clamando continuamente en el Templo, hasta recibir confirmación de parte de Dios. Ella tuvo la visión, la fe que sus oraciones serían respondidas, visión que no tuvo el sacerdote Elí, en cierta ocasión la acusó de estar ebria, sin ver la carga y aflicciones que la acongojaban.  Más Dios escuchó su sierva, y trajo al mundo a su tan esperado hijo, este sería consagrado al servicio a Dios desde el vientre de su madre.

Una vez, cuando el joven Samuel y Elí dormían en el templo, escuchó una voz del Señor, llamándolo al sacerdocio  y profeta de Israel. 1Samuel 3: 19-21 nos dice…Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejo caer a tierra ninguna de sus palabras. Y todo Israel, desde Dan a Beerseba conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová. Aunque Ana no sabía sobre el futuro que a el le aguardaba, tenía un gran deseo por un niño y persistió en oración. Dios no sólo escuchó, su llanto, sino que bendijo a este joven convirtiéndolo en una vasija de gran uso, para guiar a su nación.

Preparando el camino

Las circunstancias del llamamiento de Juan, y los eventos que llevaron a su nacimiento, son relacionados con el nacimiento y ministerio de Jesús. Es así como fue diseñado por Dios, para preparar el camino de Jesús, aquí en la tierra. Lucas 1:76-79.

Zacarías y Elisabet vivían en la parte sur de Judea. Lucas 1: 6 los describe como justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Ya eran de avanzada edad, y no tenían hijos, más un día cuando Zacarías estaba llevando a cabo sus funciones sacerdotales en el templo, fue visitado por un Ángel del Señor, el cual le dijo que su esposa concebiría un hijo, y lo llamaría, Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del  Espíritu Santo desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor, Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. Lucas 1:14-17

Juan creció en el desierto, alejado de las multitudes, alimentándose de lo que Dios le proveía diariamente. Al pensar en esto, pudiéramos preguntarnos, ¿porque el vivió de esta forma?, pudiendo estar junto a sus padres, aprendiendo de ellos, y desarrollando una vida normal, como tantos de su edad en Judea; pero esta era la diferencia entre El y los demás, Juan vino a este mundo con un solo propósito, a preparar el camino para el Mesías, pienso que durante este tiempo distanciado del mundo secular, Dios lo estaba preparando, a solas con el, dependiendo completamente de su creador. Esto lo mantuvo enfocado a cumplir lo encomendado. “Y si queréis recibirlo, el es aquel Elías que había de venir.” Mateo 11:14

EL plan de Dios para Jesús

A los doce años de edad, cuando les dijo a sus padres que en los negocios de su Padre debía estar, Jesús sabía el llamado y misión a realizar aquí en la tierra. El sabía que “los negocios” significaban su muerte en la cruz, por esta humanidad. Mat. 16:21 Juan 4:34 nos dice que su comida era hacer la voluntad del que lo envío y acabar su obra. Jesús,  siendo  el  hijo  de  Dios  desde  la  creación  del  mundo, obedeció en todo. El sabía lo que acontecería, y en ciertas ocasiones fue tentado por Satanás, pero no se doblegó a las propuestas del tentador; muchas veces erróneamente tendemos a ver a Jesús durante su ministerio, solamente como Dios mismo, pero no solo fue así, la palabra nos relata que anduvo entre nosotros como hombre, padeció lo mismo que hoy su pueblo padece, las mismas pruebas y tentaciones. Querido lector. El es nuestro mayor ejemplo, el cual todo cristiano debe imitar, a ser cada día más como Cristo. Ayúdanos, OH, Señor, a tener una mente como la de Cristo, a buscar incesantemente tu presencia, a hablar como tú, a pensar como tú, a comportarnos como tú, a sentir como tú, a amar como tú; que seamos siempre hallados en los negocios de nuestro Padre. Solamente así podremos  llegar a realizar completamente el plan de Dios para nuestra vida.  “Y aquel verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14

Conociendo el plan de Dios

La humanidad de hoy vive confundida, sin realmente saber el propósito a realizar, es una extensa frustración con pequeños momentos de felicidad, algunos dicen haber encontrado esta “felicidad”, en amistades, bienes materiales, la carrera deseada, el trabajo perfecto etc., cuando en realidad el vacío en su ser es mayor que el de aquellos los cuales viven soñando en alcanzar dichas metas. Nosotros, el pueblo de Dios, estábamos en la misma condición, pero fue ese encuentro especial con Jesús, quien satisfizo nuestra necesidad, El, la fuente de vida eterna fertilizó la árida tierra, reverdeció sus cultivos, y hoy podemos dar frutos, llevando su plan en nuestras vidas.

Al aceptar a Cristo como salvador, hemos sido como hijos “Injertados” en su familia, la cual es La Iglesia de Dios. Romanos 8:16-17 y Juan 15:16 nos recuerdan acerca de la obra hecha en nosotros, esta no termina en el Altar, pero es una obra en nuestro ser que continúa a medida   que   crecemos   espiritualmente.    Al   leer   estas  escrituras, podemos ver el deseo de Dios en guiarnos a llegar al conocimiento de su plan, y lo que tiene diseñado para cada individuo. Parte de este plan es que compartamos y anunciemos las buenas nuevas a los perdidos, desesperanzados, a los trabajados y cargados, mas ellos hallarán descanso en el Cordero de Dios.

Pudiéramos preguntarnos, ¿Cómo descubriré este plan en mi vida?, ¿Cómo se que es de parte de Dios, y no estoy actuando por un impulso o emocionalmente? La palabra de es nuestro soporte y guía para llegar a respondernos tales preguntas.

  1. Confía en Dios. Te haré entender, y te enseñaré el camino que debes andar, sobre tí fijare mis ojos. (Salmos 32:8)
  2. Encomiéndate a El. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en El y El hará. (Salmo 37:5)
  3. Reconócelo en Todo. Reconócelo en todos tus caminos y El enderezará tus veredas. (Proverbios 3:6)
  4. Busca Primeramente su Reino. Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33)
  5. Estudia su Palabra. Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. (Salmos 119:105)
  6. Ora. Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. (Jeremías 33:3)
  7. Escucha a su Espíritu. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, el os guiará a toda la verdad….(Juan 16:13)
  8. Recibe Consejería. Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad. (Proverbios 11:14)
  9. Pongamos en práctica el Don o Dones. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada… (Romanos 12:6-8)

En Génesis 25:27 vemos como Abraham envío a su siervo a buscarle esposa a Isaac su hijo, a él no le fue dada muchas instrucciones, o donde ir. El tuvo que esperar, pensar, sin apresurarse, tuvo que escoger sabiamente sus próximos pasos a seguir, y al final, fue de gran recompensa toda aquella labor. De su experiencia, así se expresó….guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo”. Muchas veces en nuestro caminar espiritual, se nos guiará, pero otras veces tendremos que buscar personalmente de rodillas, meditando en la palabra, las instrucciones que Dios quiere que sigamos. Pero Dios es fiel, nos continuará guiando hasta llegar a la meta.  Al dejarnos guiar por Dios, estamos aceptando por fe, que hemos escuchado de Él, a través de la oración, su palabra, etc. Cuando su palabra ha sido confirmada, entonces obramos por Fe a realizar aquellos que nos ha sido encomendado. Pero cuidado, en 1 Corintios 7:17-24 nos alerta, que estemos seguros que es Dios hablando, y no actuando por emociones, es mejor que nos quedemos donde estamos, florecer donde hemos sido plantados.

Mientras más conocemos de Dios, mas conocemos de su inmensa soberanía,  y como cada paso en nuestras vidas guiados por El concluyen en su plan para cada uno de nosotros, Él está en control, y lo estará mientras tu rindas todo a Él y no trates de construir por tus propios medios tu vida, deja que El Diseñador y Arquitecto construya tu vida, no sobre la arena inestable y débil, pero sobre la fuerte Roca.

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