Editorial

Llegamos  a los meses finales del año con mucha gratitud.  ¡Oh, que beneficio es la gracia de Dios! Gracia bendita que nos lleva más allá de nuestras fuerzas y recursos. Es con ese combustible con el que hemos funcionado hasta aquí. La gloria es de nuestro Redentor, a quien debemos cada instante que respiramos.

No podemos vivir en los “zapatos de nadie”, pero es nuestro sentir que cada uno de nuestros lectores,  halla podido encontrar en el Señor lo necesario para terminar el año con un, ¡Gracias, oh Dios! Nuestro vivir  se ha complicado en la sociedad que vivimos. Hoy tenemos que tratar con situaciones que anteriormente no pudieran haber sido concebidas por nuestra mente.

Jesús nos habló de estos tiempos. Otras generaciones de cristianos pueden haber sentido lo mismo en su tiempo. Pero este es nuestro tiempo. Es el tiempo que nos ha tocado vivir. Pero apoyados en nuestro Dios podemos seguir adelante.

Creo honestamente que algo que nos ayuda grandemente es admitir nuestra necesidad y nuestros límites. Luchar contra la realidad de lo que somos y lo que tenemos a nuestro alcance es algo verdaderamente agotador, frustrante y deteriorador internamente. Algo que yo admiro y agradezco al dulce cantor de Israel, el rey David, fue su candor y simplicidad en expresar en los Salmos lo vulnerable que él era y como se sentía. Esa manera de sentir hizo de él un rey sobresaliente, a pesar de sus fallos. Si alguien pudo quejarse de dificultades fue David, quien desde su infancia fue visto como el de menos valor en una familia grande. David se sobrepuso a todos los retos que llegaron a su joven vida, y esto hizo posible terminar sus días en armonía con su Creador, llegando a ser el más amado y recordado en la historia del pueblo de Israel. David completó su vida victoriosamente. Nosotros, por la gracia de Dios, anhelamos completar este año 2010 de una manera digna, disfrutando de esa paz que sobrepasa todo entendimiento, con la dulzura de la miel del Espíritu, y abrigando una fortísima esperanza, que como un ancla del alma va más allá, hasta penetrar dentro del velo (Heb. 6:19).

Este año ha sido un año activo para nosotros en relación a nuestro alcance misionero. El Señor me permitió ir a Cuba, El Salvador y Honduras. Otros hermanos han estado en la República Dominicana y Ecuador. A estos hermanos que leen El Remanente les envío un saludo entrañable. Personalmente no fueron viajes fáciles por razones de salud, pero me quedo admirado de lo que Dios hace en  estos casos, y como  podemos funcionar de una manera no concebida al pensar en ello. Bien dijo el salmista: “DE DIOS ES EL PODER”.

Pienso en los lectores que se sienten cansados. En una ocasión David y sus hombres perseguían a sus enemigos, y dice la Biblia, que siguieron peleando y persiguiendo a sus enemigos aunque estaban cansados. Nos cansamos porque somos humanos, pero lo que no podemos hacer es cansarnos de hacer el bien. Pablo nos exhorta acerca de esto. Dios les de fuerza a cada uno de aquellos que leen este Editorial. Y agradecemos que tome el tiempo para leer el contenido de este material, el cual es publicado como un instrumento de instrucción, reto y bendición.

A todos aquellos que nos han escrito o llamado les digo: ¡GRACIAS! Gracias por sus palabras de aliento. Eso es apreciado grandemente. También les ruego a los interesados que oren por el futuro de esta revista, la cual deseamos seguir publicando, pero desconocemos hasta donde podremos llegar en el futuro.    Amén.

This entry was posted in 2010, 4 -Octubre – Diciembre and tagged . Bookmark the permalink.