Herencia Histórica

Herencia Histórica

Hemos sido enriquecidos con una muchedumbre de seres humanos que fueron instrumentos contundentes en las manos del Espíritu Santo. Sus vidas fueron destellos en las  noches de la historia de la iglesia.  Gracias a estos hombres y mujeres, quienes mantuvieron en alto la antorcha de la verdad, el pueblo de Dios ha llegado hasta el presente.

Una cantidad de nombres saltan en mi mente. Su contribución a la expansión del, evangelio es innegable. Muchos de ellos pagaron con sus vidas, otros pagaron rindiendo la vida normal de una familia y fueron desterrados, destituidos, perseguidos y murieron en penurias. Algunos comparecieron ante reyes, emperadores y figuras eclesiásticas de gran relevancia, para dar cuenta de su fe, y su fidelidad a Jesucristo como la cabeza única de la iglesia.

Varios de ellos  escribieron libros y volúmenes de teología y doctrina, enriqueciendo así el conocimiento de millares de ávidos estudiantes de la doctrina cristiana.

Algunos, como Charles Spurgeon, fundaron escuelas bíblicas, poniendo al alcance de tantos jóvenes una riqueza literaria sin comparación. Y, ¿qué puede decirse de los traductores, quienes poniendo sus vidas en peligros y privándose de comodidades y beneficios sociales, tradujeron la Biblia en los idiomas de tantos pueblos y naciones?

Los nombres de los descubridores como David Livingstone son muchos. Hubo un tiempo que los nombres de estos siervos eran conocidos en los hogares de los cristianos alrededor del mundo. Me temo que la presente generación conoce muy poco de ellos.

Sin embargo, mi sentir es grande por los héroes desconocidos. Aquellos que nunca escribieron algo de conocimiento público.

Murieron como desconocidos, pero conocidos por el Señor a quien sirvieron con un amor incuestionable. ¿Qué del misionero cuyo nombre nunca fue mencionado en los libros? ¿Qué del predicador elocuente que solamente pudo hacer uso de su don entre unos pocos? ¿Qué del maestro de Escuela Dominical del cual nunca se hizo mención, sin embargo fue el instrumento para que algún héroe conocido llegara a los pies de la cruz?

¿Qué del hermano humilde que dedicó mucho de su tiempo a orar por aquel poderoso predicador, y que el secreto del éxito de aquel predicador era las oraciones intercesoras de aquel hermano desconocido? ¿Qué de la esposa abnegada quien sostuvo la escalera, para que su esposo subiera a la altura de su éxito? ¿Qué de aquellos que por su generosidad contribuyeron cantidades sustanciales de dinero, para hacer posible la construcción de un templo, o quienes hicieron posible la terminación de un proyecto en el reino de Dios? ¿Qué de aquellos que oraron para que Pedro fuera libertado de la cárcel? ¿Qué de aquellos como Juan quienes estuvieron dispuestos a menguar para que Cristo creciera.

Todos estos conocidos pastores, predicadores, misioneros, teólogos y héroes tuvieron a seres “no reconocidos” como la razón de sus logros en el reino de Dios. ¿Qué hubiera sino Finney sin Daniel Nash?  Juan Wesley no hubiera podido llegar tan lejos, si no hubiera sido sin su hermano Charles.

¡Bendita sea la memoria de los DESCONOCIDOS! Nuestra deuda es grande con ellos también. Pero siento en mi corazón que su recompensa será grande en el cielo.  ¿Seremos sorprendidos en la eternidad, si el número de los no conocidos sobrepasa el de los conocidos?

This entry was posted in 2010, 4 -Octubre – Diciembre and tagged . Bookmark the permalink.