Un Legado En Nuestra Historia

Un Legado En Nuestra Historia

Al mencionar ciertos ejemplos de hombres quienes fielmente consagraron sus vidas a Dios, podemos destacar a William Carvosso, proveniente de Cornwall, Inglaterra, a pesar del poco conocimiento de su vida en la actualidad, nos es imposible omitir su legado durante los primeros días del metodismo, el es otro ejemplo de lo que Dios puede hacer en un hombre con pocos talentos naturales y sin educación alguna, ninguna de estas limitaciones, limitó el deseo que este joven sentía por ser salvo, estas fueron sus palabras “ Mientras pueda respirar, nunca cesare de clamar por misericordia” después de mucha oración siendo intervenido por el Espíritu fue convertido y pudo obtener aquella experiencia con Cristo que tanto anhelaba. A su temprana edad se entrego apasionadamente a la conversión de almas, durante sus sesenta y tres años  muchos fueron salvos por el  Evangelio a través de su  constante y ardua labor, llegando a convertirse en líder de su clase durante ese tiempo.

Sin embargo el sentía una mayor necesidad en su corazón, en cierta ocasión expresó: “He llegado a entender a través de la palabra que sin la santificación, ningún hombre podrá ver al Señor, lo que yo deseo es la santificación en mi vida, por esto he orado y buscado en las escrituras y dentro de tantas promesas mi mente me lleva directamente a

Ezequiel 36:25-27……..Esta es la gran promesa, la cual yo atesoro, determinado a continuar fervientemente hasta alcanzarlo, porque yo sé claramente que es el deseo de Dios para mi, una vez en un culto de oración, el Señor me mostro que debía orar con fe y así oré, en ese mismo instante el Espíritu de Dios lleno la habitación, sintiéndolo en cada parte de mi cuerpo, y después recibí la completa convicción que la obra había sido hecha, esto es lo que yo tanto deseaba! Ya tengo un limpio y puro corazón’…….O cuanta, cuanta felicidad hay en Jesús!

William Carvosso fue un hombre transformado de lo ordinario a lo extraordinario, sus limitaciones no obstaculizaron su relación espiritual con Dios, hubieron momentos que pudo haberse rendido, pero no, él creyó las promesas y obtuvo la victoria.

“El Señor no busca capacidad, ni incapacidad, sino disponibilidad”


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