Editorial

      speaker_58344_web

 

 

  Hemos entrado en la recta final que decidirá qué rumbo tomará Estados Unidos de Norteamérica en los próximos años. Por un lado existe una gran expectativa que las cosas pudieran cambiar para bien, otros sienten que una decisión errónea del electorado envíe a la Casa Blanca, a quien hundirá esta nación en un caos social y financiero.

No tengo esperanza que la ayuda que necesitamos venga de ningún candidato o partido político. La condición de este amado país, que me aceptó como un hijo adoptivo, ha llegado a niveles tan bajos en todos los aspectos, que tengo que repetir las palabras del salmista: “nuestro socorro viene de Jehová, quien hizo los cielos y la tierra.”

No puedo negar que la elección de alguno de los candidatos pudiera aguantar por un poco de tiempo la caída de esta gran nación. Pero sería eso: POR UN POCO DE TIEMPO.

Pero, ¿qué de nuestros hijos y nietos? “¿Qué de las generaciones futuras? (Si acaso se llegara hasta ella).

Nunca he sido optimista, (creo que es una negación de lo real), pero tampoco soy pesimista. Creo que soy realista (no lo digo como un cliché). Creo que la esperanza es una de las bendiciones que Dios ha depositado en nuestro ser, siendo compañera de la fe y el amor. De acuerdo a las Sagradas Escrituras, la fe, la esperanza y el amor, quedan, mientras que todo lo demás pasará.

Tener esperanza no es ser optimista. La esperanza y la fe no están basadas en un sentir, sino en verdades de la Biblia.

El que alguien sea elegido para ser el inquilino de la oficina oval, y que tenga calificativos que concuerden con la Palabra de Dios, solo pondrá una pequeña “curita” en una herida profunda y pútrida.

Esta nación necesita una reforma total, que la haga NACER DE NUEVO.

Son muchos los intereses creados, las heridas raciales en todas las clases sociales, la manipulación, la ira, el terrorismo. El compás se ha perdido, y no se encuentra quién es quien lo tiene. Somos como un barco sin timonel ni ancla. Sin embargo, superficialmente casi todo parece que está “bastante bien”.

Me recuerdo del dicho: “Comí yo, comió el pueblo. Al mundo no le espera un hermoso futuro. Tampoco a Estados Unidos. Las palabras de Cristo resuenan a través de los ecos de la historia: “Acordaos de la mujer de Lot”. “Como en los días de Sodoma y Gomorra”. “Como en los días de Noé”.

En esos tiempos estaban comiendo, bebiendo, edificando, dándose en casamiento, aparentemente buenos tiempos, inclusive la advertencia del apóstol Pablo la podemos oír: “Cuando digan paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina”.

No es que habrá paz, SINO CUANDO DIGAN…… El mundo entero parece estar en guerras, algunas ni han sido declaradas como tal, pero existen; sin embargo, es cuando más la palabra PAZ se oye.

Si el pueblo de Dios no despierta del conformismo y arroja de sí la arrogancia y la hipocresía seguiremos hacia un abismo espiritual, y seremos responsables de mucha sangre. Así le dijo Dios al profeta Ezequiel, que la sangre en las manos de la nación de Israel testificaba contra ellos.

Hemos repetido que la única forma de abandonar el conformismo, la hipocresía, el materialismo y lo rutinario, es experimentar un avivamiento de parte de Dios.

No podemos imitar las tácticas de Babilonia. No podemos estar tratando de “probar” que somos mejores y que otros no lo son.

En los días presentes de “Facebook”, “Tweeter” e “Instagram” vemos cosas muy preocupantes entre los que profesan la piedad.

No me refiero a prácticas extrañas que se ven, sino de declaraciones y pronunciamientos que dejan mucho que desear en corazones que profesan ser santos.

La necesidad de un avivamiento sigue siendo, para mí, el único objetivo que debe perseguir la iglesia. Si un despertar del cielo sacude la iglesia, todo lo demás se arreglará. Pero ahora, la luz del candelero está alumbrando muy poco y la sal de la tierra sigue perdiendo su sabor.

Levanto mi humilde voz, pero la alzo con las fuerzas que tengo, en hacer un llamado al pueblo de Dios en todos los lugares donde esta revista, que cada vez tiene más lectores, a meditar seriamente y preguntarnos a nosotros mismos: ¿Hacia dónde es que estamos yendo? ¿Dónde estaremos dentro de 5 años? ¿En qué seremos transformados? ¿Seremos realmente una congregación que representa la iglesia de Dios del Nuevo Testamento o una congregación simplemente que solo tiene una apariencia?

Sin nosotros, el mundo tiene muy pocas probabilidades de cambiar su rumbo. TENEMOS QUE ELEGIR UN AVIVAMIENTO.

La esperanza está, no en quien será elegido en estas elecciones americanas, no es un candidato ES UN AVIVAMIENTO.

Pueden existir hermanos y congregaciones que masivamente estén orando por un candidato en particular. “¡ESO ES UNA PRUEBA POR LO QUE NECESITAMOS UN AVIVAMIENTO”!

¡Maldito el hombre que confía en el hombre! Hagamos nuestra parte como ciudadanos responsables, pero no pongamos nuestra esperanza en un hombre. No miremos a un candidato como quien tiene la solución. MIREMOS HACIA ARRIBA. Amén

This entry was posted in 2-May, 2016 and tagged , . Bookmark the permalink.