Creo que podemos aclarar algo eliminando algunas cosas. Como por ejemplo, declarando lo que no somos.
No somos una religión. Tampoco somos una denominación religiosa que se llama La Iglesia de Dios. Por lo tanto, no somos denominacionales. No nos llamamos “protestantes”. No pertenecemos al Concilio Mundial de Iglesias, como tampoco somos parte del Concilio Nacional de Iglesias.
No somos parte de ningún concilio religioso. No formamos parte de ningún movimiento ecuménico.
No reconocemos ningún lugar geográfico como la “oficina central” de la iglesia. No tenemos UN “personaje” a quien miramos como la voz de la iglesia en la tierra.
No somos parte de ninguna rama del catolicismo romano o griego.
Aclaramos que no somos “independientes”, ya que la iglesia es un cuerpo, formado por muchos miembros.
No representamos un movimiento moderno reformista.
No somos liberales, tampoco somos excéntricos o fanáticos.
No somos legalistas, quienes creen en la salvación por medio de las obras, pero sí creemos en una vida santa y obediente a las demandas de Dios en su Palabra. Creemos que somos salvos por gracia, y que la desobediencia no es parte de los que gozan de un nuevo corazón.
No creemos en “un pastor” universal, como lo creen los católicos al seguir al obispo de Roma; así como los grupos protestantes lo hacen con algún líder en particular; pero sí creemos en la necesidad de pastores, ministros, misioneros, obreros, maestros y diáconos.
Los lazos de la verdad y el amor nos comunican con todos aquellos que conocemos a través del mundo.
No nos comprometemos con grupos divicionistas. No ofrecemos nuestra simpatía a los que exhiben su religiosidad con orgullo.
Las “convicciones personales” no son parte de la comunión y compañerismo que gozamos.
No tenemos un dogma, sino la Biblia.
No somos una iglesia americana, tampoco somos una iglesia hispana o latino-americana, no somos una iglesia blanca, o negra, o amarilla o india. SOMOS EL CUERPO DE CRISTO, LA ESPOSA DEL CORDERO DE DIOS, LA NUEVA JERUSALEN, EL MONTE DE SION. SOMOS LA IGLESIA DE DIOS, COLUMNA Y BALUARTE DE LA VERDAD (1 Timoteo 3:15); EL HOGAR DE TODOS LOS LAVADOS Y SANTIFICADOS EN LA SANGRE DE JESUCRISTO. Amén.