Esquina Juvenil

ESCUCHAR, NECESARIO PARA EL JOVEN LIDER

Escuchar es un arte.  Saber escuchar es un regalo que debe apreciarse. Muchos oyen. ¿Pero escuchan realmente? Oír y escuchar se abrazan mutuamente, pero escojo la palabra escuchar porque es así como siento presentarlo. Para el joven moderno es algo casi no existente.

Muchas veces hemos oído la frustración de los padres al decirle a sus hijos: “Escucha, muchacho”.  Vivimos en una generación muy ruidosa por eso existe una demanda en esto de escuchar.

El joven  que no sabe escuchar no aprenderá lo debido. Muchos son los que apenas pasan sus grados escolares satisfactoriamente, no porque sean torpes o tontos, sino porque no escuchan.

El joven cristiano debe desarrollar este acto tan valioso.

Aprendemos cuando escuchamos a los ancianos contar sus experiencias. Aprendemos cuando escuchamos los testimonios de los santos de Dios, aquellos que han sido probados y han salido brillando como el oro.

El joven que anhele ser un líder, debe hablar menos y escuchar más.  Aprendemos cuando escuchamos no cuando hablamos. ¿Conoce usted a alguien que no tiene paciencia para escuchar y en vez de dialogar lo que practican es un monologo? Hay quienes son conversadores compulsivos. Solo hablan del tema que les importan, y cierran sus oídos a lo demás que están expresando otros o alguna persona en particular.

Somos exhortados por Santiago en su epístola  (1:19), a ser “prontos para oír y tardos para hablar”. Muchos son los líderes que no tienen tiempo para escuchar. Si un líder quiere mostrar sensibilidad debe escuchar con frecuencia y durante mucho tiempo, y a la vez ser breve  al hablarle a otros.

Alguien que quería aprender se le acercó al famoso juez Oliver Wendell Holmes deseando un consejo acerca de cómo alcanzar el éxito. El magistrado le contestó: “La capacidad para escuchar a otros en forma compasiva quizás sea el mecanismo más efectivo para ello”.

Algunos aman escucharse a ellos mismos. ¿Es esto una forma de amarse a sí mismo? Juzgue usted.  No podemos ser selectivos cuando como líderes queremos escuchar a los que se acercan. Tenemos que escuchar sin prejuicios. Hay personas a quienes hay que repetirle las cosas, una y otra vez. ¿Por qué este fenómeno? Porque no escucharon la primera vez, tampoco la segunda, ni la tercera.

Un líder que no sepa escuchar es un líder a medias. Una mesa con tres patas. Un sillón con un solo balance. Una cuchara sin agarradera. Para aconsejar bien es necesario escuchar bien.

 Joven, si anhelas ser un líder aprende a escuchar. Todos podemos comenzar a mejorar en este aspecto. Siempre hay espacio para mejorar nuestro escuchar. Por no escuchar, malos entendidos se manifiestan y por no escuchar, esos problemas son difíciles de resolver.

Selecionado del libro LIDERAZGO ESPIRITUAL por O. Sanders

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